Cómo escoger una formación de yoga

Elegir una formación

¿Estás buscando una formación de yoga? La oferta actual de formaciones de profesorado puede ser abrumadora: un sinfín de estilos, formatos, certificaciones, precios, temarios y metodologías hacen que elegir la que mejor se adapta a tus inquietudes no sea fácil. Aquí te propongo algunos criterios básicos a valorar antes de tomar una decisión.

En tiempos lejanos, nos cuentan, un estudiante se acercaba a un maestro (rara vez o nunca una maestra) para rogarle que le hiciese partícipe de su sabiduría y le bendijese aceptándolo como discípulo. A veces, el aspirante era sometido a arduas pruebas en las que tenía que demostrar su entereza para el camino espiritual; tras años entregado al estudio y la vivencia de la disciplina, se le consideraba apto para compartir con otros lo aprendido.

Hoy en día, la sabiduría espiritual se busca y administra de otra forma. Unos clics, un pago, unos días, semanas o meses y oficialmente ya tenemos la capacidad (¡y la responsabilidad!) de enseñar yoga. Quizá nunca antes hayan sido estas enseñanzas tan accesibles a un número tan amplio de personas. Ni las motivaciones para formarse tan diferentes. Sin ánimo de establecer una jerarquía de prioridades, los siguientes criterios te podrían ayudar a la hora de elegir tu formación.

LA MOTIVACIÓN: ENSEÑAR O NO ENSEÑAR

Quizá llevas un tiempo practicando y has decidido profundizar en el yoga haciendo una formación de profesorado. O tal vez lo tuyo ha sido un flechazo, sabes que el yoga acaba de entrar en tu vida para quedarse y deseas zambullirte en él de cabeza. Tu motivación inicial para formarte puede ser o no impartir clases. En cualquier caso, tener tu intención clara de entrada te ayudará a encontrar el curso que más te va a enriquecer. Por ejemplo, si te interesa un aspecto concreto del yoga (anatomía, filosofía, meditación, asana, cuerpo energético, etc.), comprueba el temario para ver si tu interés está bien cubierto. O si buscas dar clase, asegúrate de que harás suficientes prácticas en el curso.

EL ESTILO: NO TODOS LOS YOGA SON IGUALES

A veces escucho a personas decir «el estilo no importa, todo es yoga». Sí y no. Como dijo Patanjali, «Yoga es el cese de las fluctuaciones de la mente», pero no es lo mismo Acroyoga que Yin yoga, Kundalini que Ashtanga, Iyengar que Reconstituyente. No todos los yogas son para todo el mundo. Si escoges una formación básica de 200 o 300 horas, esta debería tener bien definido el estilo de yoga que aprenderás y no ser un «menú degustación» de diversos tipos de yoga. Aunque una formación que incluya módulos de introducción a otros estilos quizá te descubra uno nuevo en el que quieras especializarte más adelante. Conocer tus limitaciones y puntos fuertes también te ayudará a decidir qué estilo es el más acorde contigo.

Acroyoga

EL PROFESORADO: VIBRA CON QUIEN TE ENSEÑA

Si vas a un centro que imparte formaciones y ya conoces a sus profesoras y practicas con ellas, tienes mucho adelantado. Si no es el caso, saber quién imparte los cursos es importante. Tomar alguna clase o taller con los docentes antes de apuntarte a la formación te permitirá saber si vibras con ellos. Mira sus trayectorias profesionales y su experiencia; entérate de dónde se han formado y con quién; conoce cuáles son sus intereses, pasiones y prioridades al enseñar yoga; visita sus webs y sigue sus perfiles en redes si los tienen… Estás buscando a alguien que te inspire y cuyos valores éticos estén en línea con los tuyos, alguien que sientas que te puede aportar algo más que una técnica y un diploma.

LA CERTIFICACIÓN: UN ARMA DE DOBLE FILO

El tema de las certificaciones y de cómo diversos organismos oficiales en algunos países intentan controlar la popularidad del yoga y capitalizarla encasillando la disciplina en epígrafes reduccionistas, es un tema muy debatido estos días. No obstante, es importante que tu formación tenga una certificación reconocida por un organismo reputado. Esto te garantizará que los temarios cumplen con unos estándares, que los profesores tienen la suficiente experiencia y formación o que la metodología y el programa son pertinentes. Y por supuesto, te otorgará un título que te hará empleable si planeas dar clases.

Vibra con quien te enseña

EL FORMATO: RETIRO O INTEGRADO EN TU DÍA A DÍA

Hay quien prefiere viajar a algún lugar apartado donde poder aparcar el día a día y sumergirse en la experiencia de la formación en formato retiro. Si escoges esta opción, infórmate del lugar dónde se imparte el curso: dónde está ubicado, qué tipo de alojamiento se ofrece, cómo es la comida, etc. El conjunto de todos estos factores debería estar en línea con los valores éticos del yoga y ser propicio para tu aprendizaje.

Otras personas no pueden tomarse varias semanas libres juntas o, simplemente, encuentran más enriquecedor hacer la formación en fines de semana a lo largo de unos meses, mientras van integrando las nuevas enseñanzas con sus compromisos y retos cotidianos. Muchos estudios de yoga urbanos ofrecen esta opción.

También está el formato en línea que puedes hacer a tu propio ritmo y que requiere ciertas dosis de disciplina. Aquí te pierdes las enriquecedoras dinámicas de grupo y la calidez inmediata de la sangha, aunque no deja de ser una buena solución si no te puedes desplazar, y muchos de estos cursos ofrecen encuentros virtuales e interactivos.

Escojas el formato que escojas, recuerda que las formaciones, como otros muchos estudios, son intensas y exigentes. Antes de empezar, cerciórate de tener el tiempo, la forma física, la energía o el presupuesto para dedicarte plenamente a tu formación y finalizarla.

Aprender en línea

EL PRESUPUESTO: PRECIO DE UNA FORMACIÓN DE YOGA

Según tu presupuesto, puedes elegir desde una formación exclusiva que cuesta 6 meses de sueldo, hasta una formación low cost en la que te preguntas si quienes la imparten ganan algo. Endeudarse para hacer una formación de yoga no tiene mucho sentido, pero escoger una formación solo por su bajo precio tampoco. Recuerda que los profesores de yoga son profesionales que dedican mucho tiempo y energía a formarse para poder ofrecer servicios de calidad. Los principios del consumo responsable se podrían aplicar a la hora de invertir en una formación: «entender nuestras necesidades y satisfacerlas contribuyendo a una sociedad sostenible».

LA DECISIÓN: ¡NO ES TAN COMPLICADO!

Después de sopesar diversas variables y en última instancia, comprometerte con una formación no es una decisión puramente racional. Infórmate, sé consciente de tu motivación, permanece receptiva y confía en que tu intuición te llevará justo al curso y los profesores que necesitas en este preciso instante para aprender y crecer como yoguini y como ser humano.

No es tan difícil escoger una formación de yoga

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